La contaminación del aire es un asunto muy popular en estos días. Algunas personas niegan el calentamiento global, algunos piensan que podría no ser tan malo y otros exigen que se tomen medidas inmediatas. No importa de qué lado se esté, la contaminación del aire es algo que existe. Son muchos los factores de nuestra vida cotidiana y estructuras industriales que perjudican gravemente la salud de nuestro medio ambiente. Se están haciendo innumerables pruebas de enfermedades con la contaminación del aire como un gran factor. También hay algunos que relacionan las enfermedades del cuerpo y la mente con la contaminación. La OMS (Organización Mundial de la Salud) y Environment International, por ejemplo, realizaron dos de estos estudios. Los resultados son prácticamente los mismos: la gente, especialmente los niños pequeños, se ven afectados por la contaminación del aire, lo que es, cuanto menos, preocupante.
La OMS llegó a la conclusión de que la contaminación atmosférica afecta al desarrollo neurológico y a la capacidad cognitiva. También puede servir como desencadenante del asma y el cáncer infantil. Además, los niños que han estado expuestos a niveles elevados de contaminación atmosférica podrían ser más propensos a contraer enfermedades crónicas como afecciones cardiovasculares más adelante en su vida.
Environment International llevó a cabo su investigación con niños, vinculándola con el TEA (Trastorno del Espectro de Autismo). Afirmaron que el riesgo de que los niños expuestos a altos niveles de contaminación atmosférica desarrollaran TEA se elevaría al 78% en comparación con un niño que sólo experimentara niveles bajos. (InternationalEnvironment, 2018)
Los niños respiran naturalmente más rápido que los adultos, lo que hace que absorban más contaminantes que sus homólogos ya adultos. También pasan el tiempo en que sus cerebros y cuerpos aún se desarrollan rápidamente más cerca del suelo, donde los contaminantes están más concentrados. Especialmente cuando se utilizan regularmente combustibles contaminantes u otras tecnologías para cocinar, iluminar y calentar dentro del hogar, son más susceptibles a la contaminación del aire del hogar. Piensa en las chimeneas, el humo del tabaco, los calentadores de queroseno, las estufas de gas, los equipos que funcionan con gasolina, las velas, el incienso.
Principales conclusiones (de la OMS) (WorldHealthOrganization, 2018):